Hada: ¡Hijo de tierra!
Te conozco y también a los poderes
Que tu poder te dan; yo te conozco
Como un hombre de muchos pensamientos
Y actos de bien y mal, extremo en ambos,
Fatal y destinado en tus dolores.
Te esperaba. ¿De mí qué es lo que quieres?
Manfredo: Contemplar tu belleza, esto tan solo.
De la tierra el aspecto me ha causado
La locura; me acojo a sus misterios,
Penetro en las moradas de los seres
Que la gobiernan; pero en nada ayuda
Pueden darme. Ya entre ellos he buscado
Lo que lograr no pueden, y así ahora
Ya no investigo más.
Hada: ¿Cuál la demanda
Puede ser, que no esté ni en la potencia
De los más poderosos gobernantes
De lo invisible?
Manfredo: Es una gracia; pero,
¿Para qué repetirla si es en vano?
Hada: No la conozco; anúnciela tu boca.
Manfredo. Bien, aunque me atormente, me es lo mismo;
Voces encontrará mi cruel tormento.
Desde mi juventud no andaba nunca
El espíritu mío con el alma
De los hombres; tampoco con humanos
Ojos veía yo sobre la tierra.
Lord Byron: George Gordon Byron (1788-1824).
(Traducido del inglés por José Alcalá Galiano y Fernández de las Peñas).
La ilustración corresponde a una edición ilustrada de 1879.
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