Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

domingo, 5 de noviembre de 2017

Eclipse: EL LEGADO DE HUMBOLDT, de Saul Bellow

"Así lo había predicho Einstein, reflexionando sobre las cosas. Y las observaciones llevadas a cabo por Arthur Eddington durante un eclipse lo probaron."
 
(Fragmento)

Desde el rascacielos podia contemplar el aire de Chicago de esta tarde corta de diciembre. Un desteñido sol esparcía desde occidente una luz anaranjada sobre las sombras oscuras de la ciudad, sobre los brazos del río y los negros armazones de los puentes. El lago, áureo, plata y amatista, estaba preparado para su cobertura invernal de hielo. Se me ocurrió pensar que si Sócrates tenía razón en que nada se podía aprender de los árboles y que únicamente los hombres que encontrábamos a nuestro paso podían enseñarnos algo sobre nosotros mismos, yo andaba por mal camino al escaparme hacia el escenario en lugar de escuchar a mis compañeros humanos. Evidentemente, no tenía un buen estómago para los compañeros humanos. Para aliviar la intranquilidad y la pesadez de mi corazón, divagaba sobre el agua. Sócrates me habría dado muy mala nota. Parecía más bien estar en el modo final de las cosas de Wordsworth: árboles, flores, agua. Pero eran la arquitectura, la ingeniería, la electricidad y la tecnología las que me habían llevado a ese piso sesenta y cuatro. Escandinavia había colocado este vaso en mi mano, Escocia lo había llenado de whisky, mientras yo permanecía allí sentado recordando ciertos hechos maravillosos sobre el sol, es decir, que la luz de otras estrellas, al entrar en el campo gravitacional del sol, se curvaba. El sol se arropaba con un chal hecho de esta luz universal. Así lo había predicho Einstein, reflexionando sobre las cosas. Y las observaciones llevadas a cabo por Arthur Eddington durante un eclipse lo probaron. El encuentro antes de la búsqueda.
 
 
Saul Bellow (Estadounidense nacido en Canadá, 1915-2005).
Obtuvo el premio Nobel en 1976. 

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