Es posible obtener una idea mejor documentada sobre Guillén de Lampart a través de la lectura del prólogo de la novela Memorias de un Impostor, D. Guillén de Lampart, Rey de México, que escribió Vicente Riva Palacio en el siglo XIX y fue publicada por Manuel de Villegas en 1879:
"Era yo niño, y estudiaba Filosofía en el Colegio de San Gregorio, cuando uno de mis compañeros, poco más o menos de mi edad, me contó que muchos años antes de que el cura Hidalgo hubiera proclamado la independencia de México, un hombre, de nacion (sic) irlandés, había pretendido alzarse como rey de Anáhuac, libertando a México de la dominación española; pero que la conspiración había sido descubierta, y el irlandés había muerto a manos de la justicia."
Más adelante, en las páginas VI y VII del mismo exordio, prosigue el autor: "Buscaba yo no sé qué, porque yo mismo no me lo explico nunca, algo de nuevo, algo de maravilloso, sin conocer las cosas más comunes, y expuesto como el astrónomo que por mirar al cielo cayó a un pozo, cuando encontré un muy voluminoso proceso seguido contra D. Guillén de Lampart, por astrólogo, sedicioso, hereje, etc., etc. Devoré sus páginas con ansiedad, porque aquella era la historia que yo buscaba hacía tanto tiempo: aquel era el irlandés que había querido hacer independiente a la Nueva-España; y por una providencia especial, yo, que quizá era el único que pensaba en esa historia sin encontrarla, la encontré impensadamente y sin buscarla."
Después procede a describir al personaje, que será el protagonista de su novela: "D. Guillén de Lampart era un hombre de profundos y vastos conocimientos, de una inteligencia clarísima y de una audacia poco común. Existen en su proceso composiciones suyas en prosa y verso, escritas en francés, en inglés, en alemán, en español, en latín y en italiano, y en ellas una multitud de citas en griego, escritas por él dentro de la prisión, en donde no puede ni suponerse que las hubiera podido copiar. Poseía grandes conocimientos en derecho, en teología y en todas las ciencias naturales. Por eso no se admirarán los lectores si le pinto como un sabio en el discurso de mi novela."
Riva Palacio compara la evasión de Lampart y sus circunstancias como dignas de las que cuentan los novelistas franceses, y justifica su mención de la Santa Inquisición explicando que el novelista o historiador no podía dar paso sin toparse con el Santo Tribunal, "que todo lo abarcaba y todo lo invadía".
Concluye su prólogo preguntándose: "¿Cómo teniendo datos auténticos e interesantes sobre un tan curioso hecho histórico, escribo una novela y no un libro serio?". A lo que él mismo se responde que para evitar el escollo del fastidio.
Jules Etienne
La ilustración corresponde a una fotografía de la estatua de Guillén de Lampart
que se encuentra dentro del mausoleo en la Columna de la Independencia.
Este es un vínculo a la lectura del artículo El héroe que México creó... ¡para ocultarlo!, de Gerardo de la Concha:
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