Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

domingo, 8 de septiembre de 2024

Mirándolas dormir: EL RUBÍ EN EL OMBLIGO, de Barry Unsworth (sin ilustración para evitar la censura)

(Fragmento del capítulo X)

- Buenas noches, mi señora, y que descanséis plácidamente. La vi dirigirse a las escaleras que conducían a la galería, subirlas y pasar brevemente bajo la lámpara que había sobre la puerta de su dormitorio. La puerta se abrió y se cerró, desapareció de mi vista. Me quedé allí un rato más, mirando hacia arriba, como si al no moverme pudiera prolongar de algún modo la sensación de su presencia. Me vinieron a la mente las palabras de una canción provenzal que había cantado a veces: Para consolarme por su pérdida, pienso en el lugar donde está... No oí voces desde dentro y pensé que tal vez Alicia no había querido despertar a la mujer que la atendía, que estaría durmiendo ahora. Se desnudaría y se prepararía para ir a la cama sin ayuda, y esto concordaba con lo que yo sentía que era la bondad de su naturaleza.

Debo confesar aquí, ya que estoy decidido a confesarlo todo, que durante un rato, mientras estaba allí, puse en práctica esa facultad de especulación de la que he hablado antes, estimulada en mí por Yusuf, pero creo que ya estaba allí en una medida bastante fuerte, y comencé a imaginarme este desnudez suya, pero no llegué muy lejos. Ella era toda maravilla para mí, no carne. Era mi dama reencontrada. Y yo era su espléndido Thurstan, no un espía ni un libertino.

Barry Unsworth
(Inglés fallecido en Italia, 1930-2012).

(Traducido del inglés por Jules Etienne).

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