El anciano se metió el cigarro en la boca y se retrepó sonriente en el sillón, como si nada hubiese ocurrido.
- ¿Qué le parecería si la contratara en firme todas las tardes? Le pasaré a recoger; comeremos juntos y de dos a cuatro, o hasta las cinco, si quiere, me ayudará a mí a poner orden allá arriba. ¿Qué le parece, hija mía?
Leonore inclinó la cabeza y dijo: «Sí». Todavía no se atrevía a pasar el Heuss violeta por encima de la esponjita, a pegarlo en el sobre dirigido a Schrit: un empleado de correos sacaría la carta del buzón, la máquina estampillaría: 6 de septiembre de 1958, 13 horas. El anciano estaba sentado allí, volvía a estar al final de su octavo decenio, al principio del noveno.
- Sí, sí -dijo Leonore.
- ¿Puedo considerarla contratada, pues?
- Sí, señor.
Heinrich Böll (Alemania, 1917-1985). Obtuvo el premio Nobel en 1972.
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