Regresa la primavera a Vancouver.

viernes, 25 de agosto de 2017

Eclipse: ELOGIO DE LA LOCURA, de Erasmo de Rotterdam

"... cuando nos explican las causas del trueno, de los vientos, de los eclipses..."
 
(Fragmento)

Pongamos en el mismo casillero a los dialécticos y sofistas, gente que mete más ruido que las campanas de una catedral. El menos hablador podría mantener en jaque a las veinte comadres más charlatanas que se pudieran encontrar en toda la tierra. Serían felices sin duda alguna si no hiciesen más que charlar, pero disputan, riñen con obstinación por las cosas más vanas y ridículas y a fuerza de altercados pierden de vista la verdad que buscaban. El amor propio les hace completamente felices. Armados con dos o tres silogismos no temen entrar en liza con toda clase de campeones y disputar sobre cualquier tema conocido. Aunque se enfrenten con el mismo Estentor jamás les veréis ceder; su terquedad les hace invencibles.
 
Después vienen los filósofos, gente muy respetable, a juzgar por la barba y la capa, personas que se vanaglorian de ser los únicos sabios de la tierra y que miran a los demás hombres como sombras vanas que se mueven sobre la superficie de la tierra. Qué placer para ellos cuando en sus delirios filosóficos crean en el universo una cantidad innumerable de mundos diversos. Cuando nos dan el tamaño del sol, de la luna, de las estrellas y de otros astros con tal exactitud como si los hubiesen medido con una cuerda; cuando nos explican las causas del trueno, de los vientos, de los eclipses y otros fenómenos inexplicables, hablando siempre con la misma seguridad que si hubiesen sido los secretarios de la naturaleza cuando se ordenó el universo o acabasen de llegar del Consejo de los dioses.


Erasmo de Rotterdam (Holanda, 1466-1536).

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