Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

lunes, 12 de octubre de 2015

Venecia: TERRA NOSTRA, de Carlos Fuentes

"Venecia nos apresó en su propio sueño espectral."

(Fragmento que describe a Venecia)
 
Vio alejarse las doradas cúpulas y los rojos techados y los muros ocres de Venecia, desde la barca que los conducía a tierra firma. Los desafíos estaban lanzados. Uno era el destino infinito que los tres jóvenes habían escogido, violando la caución de la gitana de Spalato, olvidando el ejemplo aleccionador de Sísifo y su hijo Ulises, después de leer los manuscritos contenidos en las tres botellas; otro, el que él les había trazado, bien finito, pues tenía hora: la de la tarde, día: un catorce de julio, año: dentro de cinco, lugar: El Cabo de los desastres, propósito: ver cara a cara a Felipe, saldar las cuentas de la juventud, cumplir los destinos en la historia y no en el sueño.
(...)
por disímiles rutas, con diferentes propósitos, ante la presencia de Felipe: se cobrarían entonces sus empeños tanto la historia teñida por el sueño, como el sueño penetrado por la historia.

No miraría más. Se alejaban. Lejos, San Marcos, San Giorgio, La Carbonaria, La Guidecea; lejos, Torcello, Murano, Burano, San Lazzaro degli Armeni. Se quedaría con la imagen de la más bella de todas las ciudades que sus ojos peregrinos miraron. No huyeron a tiempo. Nadie huye a tiempo de Venecia. Venecia nos apresó en su propio sueño espectral. No vería más. No leería más. El soñador tiene otra vida: la vigilia. El ciego tiene otros ojos: la memoria.
 
 
Carlos Fuentes (México, 1928-2012)

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