Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

lunes, 8 de abril de 2013

Conejos: EL CONEJO DE TERCIOPELO, de Margery Williams


(Fragmento)

- ¿Qué es ser real? -preguntó un día el Conejito, cuando todos los juguetes estaban juntos cerca de la pantalla protectora del hogar, antes de que Nana viniera a arreglar la habitación-. ¿Es tener cosas que zumban en tu interior y una palanca que te hace funcionar?

- Ser real no consiste en cómo estás hecho, dijo el Caballo. Es algo que te pasa. Cuando un niño te quiere durante mucho, mucho tiempo, no sólo para jugar contigo, sino que realmente te quiere, entonces te conviertes en algo real.

- ¿Duele? -preguntó el Conejito.

A veces -dijo el Caballo, que siempre era de fiar-. Pero cuando eres real ya no te importa que te hagan daño.

- ¿Te sucede de pronto, como cuando te dan cuerda, o poco a poco? -preguntó.

- Eso no te ocurre repentinamente -dijo el Caballo-. Te vas haciendo poco a poco y tarda mucho tiempo. Por eso no le suele ocurrir a los que se quiebran con facilidad, o a los que tienen bordes afilados, o a los que se guardan cuidadosamente. Generalmente, cuando te haces real, casi todo tu pelo se ha desgastado, tus ojos se han salido, tus articulaciones están sueltas y te sientes muy maltrecho. Pero estas cosas no importan ya, porque una vez que eres real ya no puedes ser feo, excepto para la gente que no entiende.


Margery Williams (Inglaterra, 1881-1944)

La ilustración corresponde a El conejo de terciopelo, por Audrette.

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