Aquella
noche Nora no pudo conciliar el sueño.
Estuvo leyendo las memorias de Chaliapin hasta que empecé a quedarme
dormido, y entonces me despertó al preguntarme:
- ¿Estás
dormido?
Le
dije que sí. Encendió
un cigarrillo, me lo dio y encendió otro para ella.
- ¿Nunca
se te ha ocurrido volver a hacer de detective de cuando en cuando, nada más que
por diversión? Quiero decir, cuando ocurre algo especial, como lo de Lindb...
- Cariño,
mi teoría es que Wynant la mató y que la Policía le cogerá sin necesidad de que
yo los ayude. En cualquier caso, no tiene nada que ver conmigo.
- No
quise decir sólo eso, pero...
- Además,
no tengo tiempo. Estoy demasiado atareado cuidando de que no pierdas el dinero
por el cual me casé contigo-la besé-.¿No crees que si te tomaras un trago te
ayudaría a dormir?
- No,
gracias.
- Puede
que te ayudara a hacerlo si me lo tomara yo.
Cuando
volví con mi whisky a la cama encontré a Nora frunciendo el ceño al vacío.
- Es
mona, pero anda mal de la cabeza -le dije-. No sería hija de su padre si estuviera cuerda. Es imposible saber hasta qué
punto lo que dice es lo que piensa, ni hasta qué punto ha ocurrido lo que
piensa. Me gusta la chica, pero creo que te estás metiendo en...
- Yo
no estoy segura de que me guste-dijo Nora pensativamente-. pero aunque sólo la
cuarta parte de lo que nos dijo sea verdad, está en un buen lío.
- Yo
no puedo hacer nada para ayudarla.
-Ella
cree que sí.
-Y
tú también, lo cual viene a demostrar que no importa qué sea lo que pienses,
siempre encontrarás a alguien que estará de acuerdo contigo.
-
¡Ojalá estuvieras un poco menos borracho para poder hablar contigo! -suspiró Nora. Se inclinó
hacia mí para beber un sorbo de mi vaso-.Si me das mi regalo de Navidad ahora,
te daré yo el tuyo.
- Con
el desayuno -dije, sacudiendo la cabeza.
- Pero
¡si ya es Navidad!
- Con
el desayuno.
- Lo
que sea que me vas a regalar-dijo-, espero que no me guste.
Dashiell Hammett (Estados Unidos, 1894-1961).
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