"... evitarás el ardiente fuego de la Canícula, y con la lira de Teos ensalzarás a Penélope y la artificiosa Circe."
Libro primero
Oda XVII. A Tindaris
El veloz Fauno suele trocar el Liceo por mi amena Lucretila, y defiende del ardor estival y las lluvias huracanadas a mis cabras, que, desviándose de sus mal olientes maridos, recorren impunemente el apacible bosque tras el dulce madroño y el tomillo.
Los cabritos no temen a las verdes
culebras ni a los rapaces lobos, cuando el dios, ¡oh Tíndaris!, hace resonar su
dulcísima avena por los valles y rocas sembradas en la pendiente del Ústica.
Los dioses me protegen, mi piedad y mis
cantos son adeptos a los dioses. Aquí la abundancia, enriquecida con los frutos
del campo, derramará en profusión para ti los dones de su cuerno fecundo.
Aquí, en el sombrío valle, evitarás el
ardiente fuego de la Canícula, y con la lira del cantor de Teos ensalzarás a
Penélope y la artificiosa Circe, enamoradas las dos del gran Ulises.
Aquí, a la sombra, colmarás los vasos
del inocente vino de Lesbos, sin temor de que el hijo de Sémele, unido con
Marte, nos impulse a peligrosas reyertas, ni recelar que el protervo Ciro,
abusando de tu debilidad, ponga en ti sus manos insolentes y te quite la
guirnalda de los cabellos y rompa el vestido que cela tus encantos.
Quinto Horacio Flaco: Quintus Horatius Flaccus (Poeta latino, 65 a. de C.-8 a. de C.)
La ilustración corresponde a las ruinas de Tindaris en Sicilia, Italia.
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