"... y por ello cita a ésta en el Jardín Botánico de Lisboa..."
Pasión, eternidad del instante. El oscuro hechizo de la noche de San Juan engullido en el abismo del vértigo.
Pasión, eternidad del instante. El oscuro hechizo de la noche de San Juan engullido en el abismo del vértigo.
(Fragmento)
En la noche de San Juan de 1936, Stefan Viziru, presa de un impulso irresistible, se adentra en la envolvente oscuridad de un bosque que fue escenario de su infancia, referencia de la memoria doliente por parte del amigo y lugar privilegiado de singulares encuentros pretéritos con lagartos y erizos. En la penumbra del momento anual más proclive a los hechizos, el joven detecta la inesperada presencia de una muchacha de la que se prenda al apenas entreverla. Le deslumbra, de inmediato, el color negro azulado de sus ojos y sus rizos, mas la masculinidad de algunos de sus gestos y el carácter varonil de su modo de caminar constituyen los rasgos específicos de Ileana que más cautivan a Stefan, presentes con mayor frecuencia que ningún otro cuando la evoca apesadumbrado. ¿No goza de cierta verosimilitud imaginar, entre las tinieblas encantadas de la noche de San Juan en el bosque de Baneasa, la aparición del maravilloso lagarto andrógino de embrujadora y deslumbrante belleza con el que ya se encontraran Eliade y Stefan en la beatitud paradisíaca de la infancia?
En su viaje laberíntico iniciático, el héroe se enfrenta no sólo a los hechizos de la maga Circe, sino también a la belleza embaucadora de Calipso. En un principio, Stefan cree posible que la ninfa se encarne en la señorita Zissu y por ello cita a ésta en el Jardín Botánico de Lisboa y le habla de su isla de cuatro fuentes e innumerables especies de árboles. Sin embargo, enseguida percibe que es Circe quien toma cuerpo en la salvaje, carnal e impetuosa Stella Zissu, poseedora de una pasión voraz, metafóricamente comparable a la avidez de una vampiresa por la sangre. Si Circe se ha encarnado en Stella, Calipso sólo puede haber cobrado forma humana en Ileana. En su versión rumana, la ninfa no es dueña de una maravillosa isla de cuatro fuentes, con bellos jardines y bosques, repleta de flores y de grutas fascinantes donde retener a Ulises; pero halla sus dominios en la fosca frondosidad de los bosques espesos en cuyo lugar hubo charcas en un tiempo mítico. El agua es el elemento predilecto de Calipso, lo cual explique tal vez que, en Portugal, Ileana aguarde a Stefan junto a la fuente de Inés de Castro.
Lorena Rivera León (España, 19??)
La ilustración corresponde a una fotografía del Jardín Botánico de Lisboa.
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