Regresa la primavera a Vancouver.

sábado, 16 de julio de 2022

Julio: HABLA, MEMORIA, de Vladimir Nabokov

"Aquella silenciosa tarde de julio en que la encontré completamente quieta (sólo se movían sus ojos) en una arboleda de abedules..."

(Fragmento inicial del capítulo duodécimo)

I

Cuando conocí a Tamara -por darle un nombre que concuerde con su nombre real- ella tenía quince años, y yo uno más. El lugar era la accidentada pero bonita región (negros abetos, blancos abedules, turberas, henares y baldíos) que se encuentra justo al sur de San Petersburgo. Una guerra lejana continuaba acercándose poco a poco. Dos años después, ese trillado deus ex machina que fue la Revolución Rusa, hizo que me alejase de ese inolvidable escenario. De hecho, ya entonces, en julio de 1915, ciertos borrosos agüeros y retumbos entre bastidores, y el cálido aliento de fabulosos cataclismos, estaban afectando a la llamada escuela «simbolista» de la poesía rusa, sobre todo a los versos de Alexander Blok.

Durante el comienzo de ese verano y a todo lo largo del anterior, el nombre de Tamara había estado aflorando (con esa fingida ingenuidad que suele adoptar el Destino, cuando va en serio) aquí y allá en nuestra finca (Prohibido el paso) y en las tierras que mi tío poseía (Estrictamente prohibido el paso) al otro lado del Oredezh. Lo encontraba escrito con un palo en la arena rojiza de alguna de las avenidas del parque, o a lápiz en un enjalbegado portillo, o recién grabado a navaja (pero sin terminar) en la madera de algún viejo banco, como si la Madre Naturaleza me estuviese dando misteriosos avisos de la existencia de Tamara. Aquella silenciosa tarde de julio en que la encontré completamente quieta (sólo se movían sus ojos) en una arboleda de abedules, pareció que Tamara hubiese surgido allí por generación espontánea, entre aquellos árboles vigilantes, con la silenciosa cabalidad de una manifestación mitológica.

Vladimir Nabokov
(Ruso nacionalizado estadounidense y suizo, fallecido en Suiza, 1899-1977).

(Traducido al español por Enrique Murillo).

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