"Quizás no sea el carnaval y en realidad no exista esa música escandalosa..."
(Fragmento)
El calor de la sangre
le late en la yema de los dedos y los ojos le arden como brasas. Se seca el
sudor de la frente con el borde del pulóver negro. La lengua, las sienes y las
manos son en un momento el centro de los latidos y en otro se vuelven cosas remotas
y absolutamente ajenas. Tanto le pesan los pies que ya no los siente.
Pero recuerda bien
que ha abandonado el hospital y que se acerca a casa de Ojorrojo, en el
edificio Miranda. Si un mes antes ni siquiera se le hubiera ocurrido la idea, ahora
no concibe morir sin el perdón de su antiguo compañero de guerra. Ninguna otra
cosa tiene sentido ya.
Entre la niebla de la
fiebre, Ariel vislumbra gentes que no están al tiempo que desaparecen como
espectros los que pasan a su lado hacia el estruendo de la música. Sí, algo oyó
decir: esa es la palabra: el carnaval. La lucidez regresa todavía a él, pero
sólo al cabo de un esfuerzo. Quizás no sea el carnaval y en realidad no existan
no esa música escandalosa ni esa muchedumbre. Ni esta caminata que le consume
el último vigor.
A pesar de que hasta
aquí su vida ha sido una cadena de desastres y absurdos, Ariel necesita la
cordura en este momento como nunca antes. Aunque se le hielen a veces el cuello
o los labios o el vientre -que es donde nace esta fiebre inagotable-, necesita
cordura. Lo peor es cuando las uñas parecen crecerle hacia dentro del hueso y
siente como si por cada uno de sus dedos un cuerpo invisible le clavara las
garras.
Camina mirando el
número de las calles y la apariencia de los edificios, que se borran de su
mente en un segundo como dibujos de arena bajo una ola. Pero pronto recupera
una cifra, el color de una fachada, la forma de una hilera de balcones y
enseguida todo se enturbia otra vez y él va atravesando calles que únicamente
conducen a otras calles, a otros avenidas sin nombre, a callejones de luz.
Ernesto Santana (Cuba, 1958).
La ilustración corresponde a La Habana, Cuba, durante la celebración del carnaval.
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