Vancouver: el invierno a plenitud en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne)

martes, 30 de mayo de 2017

Carnaval: LA PIEL DE ZAPA, de Honoré de Balzac

"A semejanza del Carnaval, en la noche del martes, la saturnal fue enterrada por máscaras fatigadas..."

(Fragmento del capítulo II: La mujer sin corazón)

Apenas formulada la proposición, Taillefer salió a comunicar las órdenes oportunas. Las mujeres se situaron lánguidamente ante los espejos, para reponer el desorden de sus tocados. Todos sacudieron la pereza. Los más viciosos exhortaron a los más comedidos. Las cortesanas se burlaron de los que aparentaban carecer de energías para continuar el rudo jolgorio. En un momento, aquellos espectros se animaron, formaron corrillos, charlaron y bromearon. Unos cuantos camareros hábiles y diligentes, dispusieron rápidamente la mesa y sus accesorios y sirvieron un opíparo almuerzo. Los comensales invadieron atropelladamente el comedor, donde, si todo llevó el sello imborrable de los excesos de la víspera, hubo al menos vestigios de vida y de raciocinio, como en las postreras convulsiones de un moribundo. A semejanza del Carnaval, en la noche del martes, la saturnal fue enterrada por máscaras fatigadas de sus danzas, ebrias de embriaguez, y empañadas en tildar al placer de impotencia, por no confesarse la propia.

 
Honoré de Balzac (Francia, 1799-1850).

La ilustración corresponde a Fiesta de disfraces (detalle), de Guillermo Lorca.

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