Vancouver: el invierno a plenitud en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne)

sábado, 6 de mayo de 2017

Carnaval: UN JUEGO PARA LOS VIVOS, de Patricia Highsmith

"Theodore abrió una bolsa de papel y extrajo una máscara de gorila..."
 
(Fragmento del capítulo 16)

- ¿Te gustaría ir?
 
- ¿A una fiesta de Carnaval? ¿Irás tú? -preguntó Ramón.
 
- Sí, le dije que iría. A Olga le hace mucha ilusión. No tendré que quedarme mucho rato. Inocencia estará allí para ayudar a atender a los invitados.
 
- Y supongo que irás con alguien, ¿no? -le preguntó Ramón con acento de incredulidad.
 
- No, con nadie. No estás obligado a ir, Ramón -dijo Theodore con una sonrisa-. Ven arriba conmigo. Quiero enseñarte una cosa.
 
Ramón le siguió a regañadientes. Theodore entró en su habitación y sacó un paquete del fondo del armario.
 
- Son unos disfraces que compré ayer. Hay que ir disfrazado, ¿sabes? El mío es de canguro. ¿Qué te parece? ¡Fíjate qué pies tan enormes! Será un éxito, ¿no crees?
 
Theodore levantó los alargados pies de trapo que se mantenían rígidos gracias a unas suelas de cartón. La cabeza tenía unos agujeros redondos para poder ver y un hocico largo y sonriente.
 
- El otro disfraz es más sencillo… de payaso. Pero se puede llevar una máscara encima. Mira, éstas son las máscaras.
 
Theodore abrió una bolsa de papel y extrajo una máscara de gorila y otra de gato con bigotes rizados, de caucho.
 
- Escoge la que prefieras. O no vengas si no tienes ganas.
 
- Me es igual uno que otro –dijo Ramón mirando los disfraces.
 
Bajo la luz de la lámpara, su frente, tersa y pálida, parecía un rectángulo de mármol.
 
- No engañan a nadie mucho tiempo.
 
 
Patricia Highsmith (Estados Unidos, 1921-1995).

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