Vancouver: el invierno a plenitud en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne)

viernes, 10 de febrero de 2012

Páginas ajenas: EL PASTOR, de Iván Bunin



(Fragmento)

Andaba con paso firme y uniforme, haciendo crujir la nieve con sus botas; la noche clara le envolvía con su manto entre los campos cubierto de una capa blanca. Caminó primero bajo unos arbolillos, de los que misteriosamente caía la escarcha; luego por la blanquecina llanura desierta. Los campos estaban inertes y taciturnos; la luna se deslizaba por el cielo, escondiéndose de vez en cuando detrás de nubecitas livianas; apenas se podía divisar el camino...

Sólo al llegar a Isvali despertóse Ignat de sus pensamientos confusos y tristes, al notar que había entrado en una aldea grande y durmiente hacía tiempo. Ni una luz se veía en las isbas, ocultas por los montones de nieve. Los cobertizos y los toneles de agua proyectaban ligeras sombras sobre la blanca carretera. Aquí, en la aldea, reinaba el silencio aún más profundo que en el campo, y el aire estaba aún más suave y oloroso. En los corrales cantaban por primera vez los gallos.

Al llegar a su isba vacía, situada junto al barranco en un extremo de la aldea, Ignat se detuvo no sabiendo qué hacer. La isba era pequeña y del lado sur la nieve la cubría hasta la mitad. La puerta estaba cerrada, y la ventana tapada con tablitas. Un gran montón de nieve, por el que se veían huellas de pasos, se levantaba junto al portón, sobrepasando el tejado. Ignat siguió las huellas y miró al interior del patio. En el establo abierto e inhóspito pasaba la noche una ternera, de quién sabe qué dueño.


Iván Bunin (Rusia, 1870-1953). Obtuvo el premio Nobel en 1933.