Regresa la primavera a Vancouver.

jueves, 4 de mayo de 2023

Tampico: EL SABOR DE LA VENGANZA, de Pío Baroja

"Los he tratado en Tampico y los he visto en compañía de Paula Mancja y de otros tramposos de garito..."

(Fragmento del capítulo IV: Un asunto embrollado)

- Me parece-le dije yo-, que Rocaforte no tiene facha de ladrón. Es más, aseguraría que no es ladrón.

- ¿Y por qué no se ha dejado registrar?

- No lo sé; pero me figuro que hay por debajo alguna cuestión de mujeres. Miguel estaba con su principal; el principal tiene una mujer guapa; Miguel, quizá la ha escrito; ella, quizá le ha contestado, y él podía no querer que los papeles que llevaba los viera su principal.

- Es una suposición...

- Lógica.

- Cierto. Es muy posible que sea esto. Me enteraré. ¿Y, entonces, usted supone más bien que el comisionista francés...?

- Mire usted, yo conozco a Castelo y a Macías. Los he tratado en Tampico y los he visto en compañía de Paula Mancha y de otros tramposos y jugadores de garito que abundaban en el ejército que desembarcó en las costas de Méjico con el general Barradas. Uno y otro me parecen capaces de toda clase de artimañas, y yo, tanto como la posibilidad de un robo, aceptaría la tesis de que haya habido entre los dos compadres una combinación inventada con algún fin que no conocemos.

Luna se calló.

- Me pone usted en un mar de confusiones-dijo después-. Verdaderamente es un poco extraño que un hombre a quien le han entregado cinco mil duros para que los guarde, en vez de ir a su casa y meterlos en un cajón, los lleve en el bolsillo del abrigo a un gabinete de lectura, se dedique a leer periódicos y deje el gabán con el dinero dentro sobre una butaca. ¡Cinco mil duros! Vale la pena de tener cuidado con ellos, y en estos tiempos.

- Todo eso es muy raro, amigo Luna.

- Cierto; pero esto de que el joven Rocaforte se haya opuesto a dejarse registrar de una manera tan violenta también es raro.

Pío Baroja (España, 1872-1956).

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