Regresa la primavera a Vancouver.

jueves, 5 de junio de 2014

Espejos (35): VISIÓN, de Delmira Agustini

"... en el profundo espejo del deseo..."
 
¿Acaso fue en un marco de ilusión
en el profundo espejo del deseo, 
o fue divina y simplemente en vida 
que yo te vi velar mi sueño la otra noche? 
En mi alcoba agrandada de soledad y miedo, 
taciturno a mi lado apareciste 
como un hongo gigante, muerto y vivo, 
brotado en los rincones de la noche 
húmedos de silencio, 
y engrasados de sombra y soledad. 
Te inclinabas a mí supremamente, 
como a la copa de cristal de un lago 
sobre el mantel de fuego del desierto; 
te inclinabas a mí, como un enfermo 
de la vida a los opios infalibles 
y a las vendas de piedra de la Muerte;
Te inclinabas a mí como el creyente 
a la oblea de cielo de la hostia... 
-Gota de nieve con sabor de estrellas 
que alimenta los lirios de la Carne, 
chispa de dios que estrella los espíritus-. 
Te inclinabas a mí como el gran sauce 
de la Melancolía 
a las hondas lagunas del silencio; 
te inclinabas a mí como la torre 
de mármol del Orgullo, 
minada por un monstruo de tristeza, 
a la hermana solemne de su sombra... 
Te inclinabas a mí como si fuera 
mi cuerpo la inicial de tu destino 
en la página oscura de mi lecho; 
te inclinabas a mí como al milagro 
de una ventana abierta al más allá. 
   
¡Y te inclinabas más que todo eso!

Y era mi mirada una culebra 
apuntada entre zarzas de pestañas, 
al cisne reverente de tu cuerpo. 
Y era mi deseo una culebra 
glisando entre los riscos de la sombra 
a la estatua de lirios de tu cuerpo! 
Tú te inclinabas más y más... y tanto, 
y tanto te inclinaste, 
que mis flores eróticas son dobles, 
y mi estrella es más grande desde entonces. 
Toda tu vida se imprimió en mi vida... 
Yo esperaba suspensa el aletazo 
del abrazo magnífico; un abrazo 
de cuatro brazos que la gloria viste 
de fiebre y de milagro, será un vuelo! 
Y pueden ser los hechizados brazos 
cuatro raíces de una raza nueva: 
Y esperaba suspensa el aletazo 
del abrazo magnífico...
¡Y cuando, 
te abrí los ojos como un alma, y vi 
que te hacías atrás y te envolvías 
en yo no sé qué pliegue inmenso de la sombra!
 
 
 
Delmira Agustini (Uruguay 1886-1914)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario