Regresa la primavera a Vancouver.

sábado, 27 de enero de 2024

Mirándolas dormir: SIESTA, de José Zorrilla

"Duerme: el bosque nos presta su toldo umbrío, susurra la floresta, murmura el río; yo velaré tu siesta: ¡duerme, bien mío!"
 
(
Últimas líneas del preámbulo y los dos primeros de cuatro cantos)

¡Duerme en calma tu siesta, -dulce bien mío!
Duerme entre tanto
Que yo te velo; duerme,
Que yo te canto.

I

Como le canta y mece la madre al tierno niño
Que duerme en su regazo, mi amor te arrullará:
Como para él la madre mil frases de cariño
Inventa, mil cantares mi amor te inventará.
Yo sé que siente, Rosa, tu corazón amante
Los versos que te canto mientras dormida estás.
¿Qué quieres que te cuente? ¿Qué quieres que te cante?
¿Cuál es de mis canciones la que te gusta más?
¿Prefieres aquel cuento del silfo que tenía
En una red de tamo, prisión en un rosal,
Y al cual todas las noches a alimentar venía
La abeja que le amaba, con miel de su panal?
¿Prefieres una historia, como la historia horrenda
De aquél que fue a su dama celoso a degollar,
Cuya cabeza trunca guardó de amor en prenda,
Y la cabeza le iba de noche un beso a dar?
Di cómo hablarte debo cuando tu sueño arrullo,
Porque mi voz anhelo que te parezca tal,
Como la miel que daba posada en un capullo
La abeja de mis cuentos al silfo del rosal.
Mas duerme, vida mía, -mientras te arrullo
Yo de mi poesía -con el murmullo.
Mientras la aura en tus rizos -juega y te orea,
En contar tus hechizos -mi alma se emplea.
Duerme, que te adormece -fiel mi cariño,
Como le canta y mece— -a madre al niño.
Duerme, que yo a millares -pondré en mi empeño
En inventar cantares -para tu sueño.
La enramada nos presta -su toldo umbrío
Susurra la floresta, -murmura el río;
Todo invita a la siesta -¡duerme, bien mío!
Duerme entre tanto
Que yo te velo; duerme,
Que yo te canto.

II

Mis ojos no se sacian de verte y admirarte.
¡Cuán bella estás dormida! ¡Qué hermosa te hizo Dios!
No hay nada con que pueda mi idea compararte.
Dios te hizo así, y no quiso Dios como tú hacer dos.
Mas sé, aunque estás dormida, que escucha tu alma atenta
Los versos que en tu oído depositando voy,
Porque ellos son la copa donde mi amor fermenta,
Y en ellos destilado mi corazón te doy.
Te siento los latidos del tuyo mientras duermes,
Las pausas de tu suave vital respiración,
Tus manos entregadas bajo las mías inermes,
Y tu hálito que absorbe voraz mi inspiración.
Mientras que yo te canto tú sientes cómo te amo:
Mi amor no se lo ha dicho jamás a tu pudor;
Mas sé que tu alma en sueños responde a mi reclamo
Mientras que yo te duermo con mi cantar de amor.
Y acaso sientes, Rosa, cuando tu sueño halago
Con mis palabras, algo de la inmortal pasión
De la cabeza, que iba con su murmullo vago
A dar a su verdugo su beso de perdón.
Yo te amo como el mundo -jamás he amado;
Con un amor profundo -de fe dechado;
Aún más que aquella santa -cabeza fría
Al que de su garganta -la segó un día.
Tu amor se nutre dentro -de mis entrañas
Como el oro en el centro -de las montañas.
Yo te amo y te envío -de mis amores
La voz, como el rocío -la alba a las flores.
Duerme: el bosque nos presta -su toldo umbrío,
Susurra la floresta, -murmura el río;
Yo velaré tu siesta: -¡duerme, bien mío!
Duerme entre tanto
Que yo te velo; duerme,
Que yo te canto.


José Zorrilla y Moral (España, 1817-1893).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario