Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

lunes, 13 de septiembre de 2021

Venecia: EL LEÓN DE DAMASCO, de Emilio Salgari


(Fragmento del capítulo 2: La sobrina de Ali-Bajá)

- ¡Un cristiano! -exclamó la turca, sorprendida-. ¿A quién?

- Al vizconde Gastón Le Hussière -replicó la duquesa.-. ¿Ese francés que luchó por la República de Venecia?

- Sí, señora. 

- ¿Por qué razón el León de Damasco tiene interés en ese maldito giaurro?*

- Lo desconozco.

- ¿Acaso se habrá quebrantado su fe como buen seguidor de Mahoma?

- Me parece que no.

- ¡Considero demasiado generoso al León de Damasco!

- ¡Querrás decir caballeroso!

- En un turco ese nombre no va muy bien -contestó la sobrina del bajá-. ¿Qué pretenderá hacer con ese hombre?

- No te lo sabría decir. No obstante, creo que desea mandarle como embajador a Venecia.


(Fragmento del capítulo 12: ¡Fuego! ¡Fuego!)

- ¡No, Gastón; no hables! -suplicó Leonor-.¡De ello depende vuestra curación!

- ¡No!… -dijo el vizconde-. ¡No quiero!

- ¿Qué deseas, Gastón? -inquirió la duquesa.

- ¡Ámame! -suspiró el vizconde-. ¡Qué la muerte me llegue contemplándote… así…, igual que aquella noche… en Venecia!…

- ¡No habléis! -insistió por tercera vez el médico-. ¡Debo responder con mi cabeza de vuestra curación! 

En aquel instante lanzaron una tremenda exclamación los centinelas que paseaban sobre cubierta.

Emilio Salgari (Italia, 1862-1911).

* Giaurro es una antigua expresión italiana hoy en desuso, aplicada a los turcos que confrontaban a los cristianos.

Las ilustraciones corresponden a un cartel de la adaptación cinematográfica en español de la novela y a la portada de un volumen autoría de Emilio Salgari que incluye El capitán Tormenta, predecesora de El león de Damasco.

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