(Sala en el palacio de Guido Colonna)
Escena primera
Guido y sus lugartenientes Borso y Torello, cerca de una ventana abierta por donde se divisa la campaña pisana.
Guido: La extremidad a que estamos reducidos ha obligado al
Consejo* a confe- sarme los desastres que nos había ocultado. Los dos ejércitos
que Venecia enviaba a nuestra ayuda, los han sitiado ya los florentinos, en
Bibiena al primero, al otro en Elci. Las gargantas de la Vernia, de Chiusi y
Montalone, Arezzo y todas las salidas del Casentino están en poder del enemigo.
Nos hallamos aislados del resto de la tierra, y estamos sin defensa a merced de
los odios de Florencia, que no perdona nunca si no tiembla. Los soldados y el
pueblo todavía ignoran estos males; mas son cada momento más serios y
alarmantes los rumores. ¿Qué harán cuando conozcan lo que pasa? Su ira y su
terror desesperado caerán sobre nosotros y el Consejo… Ya su exasperación llega
al delirio por tres meses de sitio, de inútil heroísmo, de hambre y
sufrimientos como pocas ciudades han sufrido. La única esperanza que aún
mantiene su irritada obediencia, pronto va a desplomarse sobre ellos; vendrá la
rebelión, el enemigo… y luego el fin de Pisa...
Borso: Mis hombres nada tienen; ni una flecha les
queda, ni una bala, y en vano volcarían en los sótanos todos los toneles para
encontrar alguna pólvora.
Torello: Ayer lancé nuestra última metralla contra las baterías de San Antonio
y de la torre de Stampace; y, como sólo tienen sus espadas, los mismos
estradiotas se niegan a acercarse a las murallas.
Borso: Mirad de aquí la brecha que han abierto las balas de Prinzívalo en los
muros que defendían los auxiliares venecianos… Tiene cincuenta brazas; un
rebaño completo de carneros podría pasar por ella… ¿Quién puede resistir? Los
romañoles, esclavos y albaneses me han declarado ya que están resueltos a
desertar en masa, si no capitulamos esta noche.
Guido: El Consejo, en los últimos diez días, ha enviado a tres ancianos del
colegio para capitular; ninguno ha vuelto…
Maurice Maeterlinck (Belga fallecido en Francia, 1862-1949).
Obtuvo el premio Nobel en 1911.
* Es probable que en esta versión la palabra italiana Consiglio haya sido traducida como Consejo, lo que sería correcto, pero la acepción Concilio, que proviene del mismo término, tal vez fuese más adecuada.
La ilustración corresponde a la película muda que adaptó en 1922 el drama lírico original.
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