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lunes, 21 de junio de 2021

Venecia: CARTAS PERSAS, del barón de Montesquieu

"Nuestro santo Profeta la abomina, y nunca la contempla sin indignación desde al alto cielo."

Carta XXXI

Redi a Usbek, a París

Ya estoy en Venecia, mi amado Usbek. Posible es haber visto todas las ciudades del mundo, y quedarse pasmado, cuando uno llega a Venecia; porque siempre se maravillará quien vea un pueblo con sus torres y mezquitas que salen de abajo del agua, y quien halle un gentío innumerable en un sitio donde sólo debía haber peces. Carece empero esta ciudad profana del más precioso tesoro que hay en el mundo, quiero decir de agua corriente, y no es posible en ella cumplir siquiera con una ablución legal. Nuestro santo Profeta la abomina, y nunca la contempla sin indig- nación desde el alto cielo. Si por eso no fuera, querido Usbek, viviría con gusto en un pueblo donde cada día se fortifica mi inteligencia. Me instruyo en los secretos del comercio, en los intereses de los príncipes, en la forma de los gobiernos; ni aún el conocimiento de las supersticiones europeas descuido: me aplico a la medicina, a la física, y a la astronomía; estudio las artes; finalmente me desprendo de la niebla que ofuscaba mis ojos en mi país natal.

De Venecia, a 16 de la luna de Chalval, 1712.

Montesquieu: Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu (Francia, 1689-1755).

(Traducido al español por Josef Marchena).

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