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sábado, 24 de febrero de 2024

Mirándolas dormir: LA GATA, de Colette

"Conduciré yo -dijo Alain-. Ponte el abrigo que está debajo del almohadón y duerme (...) Camille se quedó dormida."

(
Fragmento)

- Que es como decir de la esquina… ¿Adónde vas? ¿Quieres que nos vayamos? ¡Estábamos tan bien…!

De pie, desilusionada, bostezaba de sueño y se estremecía.

- Conduciré yo -dijo Alain-. Ponte el abrigo viejo que está debajo del almohadón, y duerme.

Una metralla de efímeras, de mariposas de noche, de insectos duros como guijarros acudía frente a los faros, y el automóvil rechazaba el aire obstruido por alas como si fuese una ola. En efecto, Camille se quedó dormida, tiesa, acostumbrada a no apoyarse, incluso en sueños, en el brazo y el hombro del conductor. Y saludó sola- mente con cabezazos los badenes de la carretera.

«De Baleares», se repetía Alain. A favor del negro aire, de los haces blancos que captaban, rechazaban y diezmaban a los voladores seres, se reintegraba al vestíbulo superpoblado de sus sueños, el firmamento con polvillo de rostros estallados, grandes ojos enemigos que aplazaban para el día siguiente una rendición, un santo y seña, una clave. Y tan abstraído estaba que omitió cortar por el atajo más corto entre Pont- chartrain y el fielato de Versalles, y Camille, en sueños, refunfuñó. «Bravo -aplaudió Alain-, buen reflejo… pequeños sentidos fieles y vigilantes. ¡Ah, qué deliciosa te encuentro! ¡Qué fácil es nuestra armonía cuando tú duermes y yo velo!»

El relente humedecía sus cabellos descubiertos, sus mangas, cuando se apearon en su calle, desierta bajo el claro de luna. Alain levantó la cabeza; en el centro de la luna, casi redonda, en lo alto de los nueve pisos, una pequeña sombra cornuda de gato, agazapada, esperaba.

ColetteSidonie-Gabrielle Colette (Francia, 1873-1954).

Con este vínculo es posible la lectura del texto íntegro: Ciudad Seva.

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