Regresa la primavera a Vancouver.

lunes, 12 de junio de 2017

Carnaval: ENRIQUE IV, de Luigi Pirandello

"¡Y el no ver ya nada más de todo aquello que sucedió después de aquel día de carnaval!"

(Fragmento del segundo acto)

Enrique IV: ¿Y la vistió usted de marquesa de Toscana a ella también? ¿Sabe, doctor, que corrió usted el riesgo de hacer que la noche retornara a mi cerebro? ¡Bendito sea Dios! Hacer que los retratos hablen, que se salgan vivos de sus marcos... (Contempla a Frida y a Di Nolli, después mira a la marquesa, y finalmente se mira el traje que tiene puesto.) ¡Oh, es una combinación magnífica! Dos parejas... ¡Magnífico, doctor, magnífico!... Para un loco... (Señalando apenas a Belcredi.) A él, esto le parecerá ahora una mascarada fuera del tiempo, ¿no es así? (Se vuelve para mirarlo.) Ya puedo quitarme este disfraz para irme contigo, ¿no te parece?
 
Belcredi: ¡Conmigo! ¡Con nosotros!
 
Enrique IV: ¿Adónde? ¿Al Círculo? ¿De frac y corbata blanca? ¿O a casa de la marquesa, los dos juntos, tú y yo?
 
Belcredi: ¡Adonde quieras! ¿Querrías, acaso, permanecer aún aquí, para perpetuar, solo, lo que fue una desdichada broma en un día de carnaval? Es increíble, te lo aseguro, que hayas querido continuarla, después de haberte liberado de la desgracia que te había ocurrido.
 
Enrique IV: Desde luego... Pero ya ves. Es que al caerme del caballo y golpearme la cabeza, estuve loco de veras, no sé por cuánto tiempo...
 
Doctor: ¡Ah! ... Eso... ¿Y duró mucho tiempo?
 
Enrique IV: (Rapidísimo, al doctor). Si, doctor, mucho, cerca de doce años. (Y en seguida, volviendo a hablar con Belcredi.) ¡Y el no ver ya nada más de todo aquello que sucedió después de aquel día de carnaval! El cambio de las cosas, su evolución..., los amigos..., cómo me traicionaron; el sitio que otros tomaron, no lo sé, pero lo supongo, en el corazón de la mujer que amaba; los que habían muerto; los que habían desaparecido..., todo esto, ¿comprendes?, no fue para mí una burla, como a ti te parece.
 
 
Luigi Pirandello (Italia, 1867-1936). Obtuvo el premio Nobel en 1934.
 
La ilustración corresponde a la puesta en escena de Enrique IV en el teatro Goldoni de Venecia.

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