Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

jueves, 8 de junio de 2017

Carnaval: EL ESCULTOR DE MÁSCARAS, de Fernand Crommelynck


(Principio del tercer acto)

La tienda. La habitación está a oscuras. Todas las ventanas están abiertas.

Pascal está solo en la tienda. Afuera, los cantos se escuchan cada vez más cerca. Es época de carnaval, con su irrestricto e incansable júbilo.

Una canción:
Zapatos blancos de madera, clack,
clack, zapatos blancos de madera.
Bonitos zapatos blancos de madera
sobre el pavimento de piedra.

(Se escuchan zapatos de madera siguiendo al ritmo de la canción).

Voces: ¡A la taberna del Caballo Marino! ¡Vamos! ¡A la taberna del Caballo Marino! (Se escuchan campanas y tambores).

La canción (a la distancia): Tra-la-la-la baila y larga vida al zapatero. Zapatero del muelle, ¡haz tu trabajo!

(Pascal mira hacia afuera. Silencio. Magdalena baja de las habitaciones superiores. No la escucha. Camina hacia él y le llama con dulzura).

Magdalena: ¡Pascal!

Pascal (se vuelve de manera abrupta, aterrado): ¿Qué?... ¿Qué sucede? ¿Qué pasa? (suspira). ¡Ah! Eres tú...

Magdalena (triste): ¿De qué tienes miedo? (Él no responde. Silencio).
 
Pascal (obsesivo): Los árboles en el jardín del convento florecen; el cuarto se llena con el olor de las hojas frescas... La gente va a bailar toda la noche. (Ríe nervioso) Bailarán, sí... o también pasearan por el campo... las muchachas y los jóvenes... se irán perdiendo de dos en dos, entre las ramas... ¡Ah! ¡Ah! ¡Sí!... y sus risas se escucharán en la oscuridad, bajo el cielo. (Se queja) Y yo siento dolor.

Magdalena (con tristeza): Vamos a cerrar la casa.

 
Fernand Crommelynck (Dramaturgo belga nacido y muerto en Francia, 1886-1970).
 
La ilustración corresponde a Annemarie Seidel y Fritz Korner en la puesta en escena de El escultor de máscaras, estrenada en Berlín el 12 de mayo de 1920.

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