Para la adoración no traje oro.
(Aquí muestro mis manos despojadas)
Para la adoración no traje mirra.
(¿Quién cargaría tanta ciencia amarga?)
Para la adoración traje un grano de incienso:
mi corazón ardiendo en alabanzas.
Rosario Castellanos
(Mexicana fallecida en Israel, 1925-1974).
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