Regresa la primavera a Vancouver.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Eclipse: LA ENEIDA, de Virgilio

"... y canta las mudanzas de la luna y los eclipses del sol..."

(Fragmento del Libro I)

Recordando el precepto de su madre Venus, empieza el dios a borrar poco a poco la imagen de Siqueo, y prueba a inflamar en vivo amor aquel espíritu, por tanto tiempo sosegado, y aquel corazón, ya desacostumbrado de amar. Acabado el primer servicio y levantadas todas las mesas, traen las grandes copas y las llenan de vino hasta los bordes; empieza el estrépito y retumba la gritería por los espaciosos atrios; las lámparas encendidas penden de los dorados artesones, y vencen con sus luces la oscuridad de la noche. Pidió en esto la Reina una copa muy maciza de oro y piedras preciosas, y la llenó de vino: copa de que habían usado Belo y todos sus descendientes; y en medio del silencio general, "¡Oh Júpiter, exclamó (pues es fama que dictas leyes para el ejercicio de la hospitalidad), dispón que este día sea igualmente feliz para los Tirios y para los arrojados de Troya, y que nuestros descendientes celebren su memoria! Asístenos también, ¡Oh Baco, dador de la alegría! y tú, ¡Oh bondadosa Juno! y vosotros, ¡Oh Tirios! regocijaos y favoreced también a nuestros huéspedes!" Dijo, y derramó en la mesa la ofrenda del vino, y la primera acercó apenas la copa a sus labios; luego se la pasó a Bicias, provocándole a beber; él, nada perezoso, apuró la espumante copa de oro y se bañó en vino toda la cara; en seguida bebieron los demás magnates. El crinado Iopas pulsa la áurea cítara, que le enseñó a tocar el grande Atlante, y canta las mudanzas de la luna y los eclipses del sol, el origen del linaje humano y de los brutos; de dónde nacen el agua y el fuego, y Arturo y las lluviosas Hiadas y las dos Osas; por qué el sol en invierno se apresura tanto a ir a bañarse en el Océano, y por cuál causa son entonces tan largas las noches. Prorrumpen en aplausos los Tirios y siguen su ejemplo los Troyanos. También la desventurada Dido pasaba la noche entretenida en varias pláticas, y en ellas bebía raudales de amor, preguntando a Eneas mil cosas de Príamo, mil de Héctor; qué armas llevaba el hijo de la Aurora, por qué eran tan famosos los caballos de Diomedes, cuán grande era el esfuerzo de Aquiles. Al fin le dijo: "Cuéntanos, ¡Oh huésped! tomándolas desde su primer origen, las insidias de los Griegos, las varias fortunas de los tuyos y tus propias aventuras, en que llevas ya siete años de andar errante por todas las tierras y todos los mares."
 

Publio Virgilio Marón: Publius Vergilius Maro (Imperio romano, 70 a. de C.-19 a. de C.)

(Traducido al español por Eugenio de Ochoa, versión en prosa).

La ilustración corresponde a Encuentro de Dido y Eneas, de Nathaniel Dance-Holland, 1766.

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