(Fragmento del capitulo III)
La caravana que venía de oriente para otra. vez -ante
el desfile trágico. Rojas lenguas de fuego tiemblan al borde del camino. Una
ciudad arde en la noche.
A su siniestro fulgor se descubre la calidad y riqueza
de los tres peregrinos viajeros.
Son tres reyes. El uno es persa: venerable la figura,
verdes los ojos, la barba de nieve, majestuosa la actitud. Viste una túnica de
púrpura y de oro; ciñe un alfanje con un topacio sobre el puño, y trae sobre la
túnica un rico manto de armiño.
El otro rey es árabe: tiene la barba negra y
ensortijada, los labios gruesos, la nariz de fino dibujo, los ojos negros,
grandes y hermosos, en figura de almendra. El sayo es. bermejo, bordado con
áureas labores; rojo también el turbante, preciosa la espada, con puño de oro y
de rubíes; el manto azul.
Y el otro rey, etíope. Es negra su tez, como la endrina,
pero elegante el cuerpo y nobles las facciones, alta la frente, aguileña la
nariz, muy rojos los labios, puntiaguda la barba, muy blancos los ojos y los
dientes, rizo y mentido el cabelló, como granos de pimienta. Ciñe un vestido blanco,
de graciosos pliegues, y es nevada también la xema o toga que luce, con
tornasoles de oro. Trae al cuello desnudo una sarta de corales, y a la cintura,
en el verde tahalí, un cuchillo· con el puño de oro y esmeraldas.
Vienen los tres reyes en sendos caballos, negro,
blanco y alazán. Sígueles larga ser- vidumbre con camellos y acémilas, y un carro
lleno de pródigos caudales.
Ricardo León (España, 1877-1943).
La ilustración corresponde a un cuadro de los Reyes Magos que el Smithsonian Institute atribuye
al tallador de santos puertorriqueño Hipólito Marte Martínez, "el maestro Polo" (1866-1926).
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