"Respiré tu fresco perfume en Roma, en los carros cargados de máscaras, guirnaldas y campanillas de carnaval."
(Fragmento)
(Fragmento)
Este
es el tiempo de la magia
que de nuevo se vuelve espera
por los millones de prodigios
que no dieron pie a ninguna fábula
ni nadie los ha imaginado.
que de nuevo se vuelve espera
por los millones de prodigios
que no dieron pie a ninguna fábula
ni nadie los ha imaginado.
Profundidades de la conciencia:
mañana seréis exploradas
y quién sabe qué seres vivos
se extraerán de esos abismos
junto a universos enteros.
Ahí se elevan los profetas
como a lo lejos colinas azules;
ellos sabrán cosas precisas,
como creen saber los sabios,
y nos transportarán a todas partes.
La mayor fuerza es el deseo
y ven que te bese en la frente,
oh ligera como una llama
pues tienes todo el sufrimiento,
todo el ardor y todo el brillo.
Llega la era en que se estudiará
todo lo que es del sufrir;
no será tanto del coraje
ni tampoco de la renuncia,
ni hacer todo lo que podamos.
Se buscará en el mismo hombre
más de lo que se ha buscado;
se escrutará su voluntad
y qué fuerza nacerá en ella
sin máquina y sin instrumento.
Los compasivos manes vagan
confundiéndose entre nosotros
desde que a nosotros se unieron;
nada acaba y nada comienza:
observa el anillo en tu dedo.
Tiempo de encrucijadas y desiertos,
tiempo de plazas y colinas;
vengo aquí para hacer un truco
utilizando un talismán
muerto y más sutil que la vida.
Yo me he desprendido por fin
de todas las cosas naturales;
puedo morir mas no pecar
y lo que jamás ha sido tocado,
yo lo he tocado y lo he palpado.
Y yo he escrutado lo que nadie
puede siquiera imaginar
y sopesado incontables veces
también la vida imponderable;
puedo morir sonriendo.
A menudo he planeado tan alto,
tanto, que adiós a todas las cosas,
las rarezas y los fantasmas,
y no he de seguir admirando
al chico con cara de miedo.
Juventud, adiós, jazmín del tiempo.
Respiré tu fresco perfume
en Roma, en los carros floridos
cargados de máscaras, guirnaldas
y campanillas de carnaval.
mañana seréis exploradas
y quién sabe qué seres vivos
se extraerán de esos abismos
junto a universos enteros.
Ahí se elevan los profetas
como a lo lejos colinas azules;
ellos sabrán cosas precisas,
como creen saber los sabios,
y nos transportarán a todas partes.
La mayor fuerza es el deseo
y ven que te bese en la frente,
oh ligera como una llama
pues tienes todo el sufrimiento,
todo el ardor y todo el brillo.
Llega la era en que se estudiará
todo lo que es del sufrir;
no será tanto del coraje
ni tampoco de la renuncia,
ni hacer todo lo que podamos.
Se buscará en el mismo hombre
más de lo que se ha buscado;
se escrutará su voluntad
y qué fuerza nacerá en ella
sin máquina y sin instrumento.
Los compasivos manes vagan
confundiéndose entre nosotros
desde que a nosotros se unieron;
nada acaba y nada comienza:
observa el anillo en tu dedo.
Tiempo de encrucijadas y desiertos,
tiempo de plazas y colinas;
vengo aquí para hacer un truco
utilizando un talismán
muerto y más sutil que la vida.
Yo me he desprendido por fin
de todas las cosas naturales;
puedo morir mas no pecar
y lo que jamás ha sido tocado,
yo lo he tocado y lo he palpado.
Y yo he escrutado lo que nadie
puede siquiera imaginar
y sopesado incontables veces
también la vida imponderable;
puedo morir sonriendo.
A menudo he planeado tan alto,
tanto, que adiós a todas las cosas,
las rarezas y los fantasmas,
y no he de seguir admirando
al chico con cara de miedo.
Juventud, adiós, jazmín del tiempo.
Respiré tu fresco perfume
en Roma, en los carros floridos
cargados de máscaras, guirnaldas
y campanillas de carnaval.
Guillaume Apollinaire: Wilhelm Albert Wlodzomierz Apolinary de Kostrowicki
(Francés nacido en Italia, 1880-1918).
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