Vancouver: el invierno a plenitud en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne)

martes, 22 de abril de 2014

Viernes santo: STARRING ALL PEOPLE, de Juan José Arreola


(Fragmento inicial)

Homenaje a Cecil. B. de Mille

Después de tomar parte en unas secuencias terrenales, mezclado con la turba de espectadores, Efrén Hud abandona la sala. Con la sombra de un garrote en la mano, alega ante su guía de otro mundo un síntoma nauseoso. El guía lo sostiene compasivo y deplora su malestar. La multitud alterada aúlla en favor del bandido y en contra del inocente. Ecce homo. Después de secarse las manos Pilatos arroja el agua sucia sobre la muchedumbre, maldiciéndola en voz baja. Instintivamente, Hud esquiva la salpicadura y se niega a intervenir en el documental de largo metraje, realizado en tres dimensiones. (La cuarta está por ver).
 
Con el pretexto de que descanse, el cicerone lo conduce veladamente a la casa del hombre que fue en la tierra Jesucristo, cuando quisieron rendirnos por amor. Mientras el reino de los cielos sufre violencia, llegan a un chalet, villa o dacha que domina un canal de regadío con aguas lentas y armoniosas. En la terraza los recibe el actor. Aparenta unos treinta años, hermoso, apacible y moderado. Cuando habla y se exalta, la pasión descompone su figura: ademanes activos, palabra suelta y febril. Soportó con felicidad las pruebas a que fue sometido desde su captura en el huerto de los olivos. Sin embargo, tiene el aspecto suave y deslumbrado de los convalecientes. Se queja, interrumpe su discurso en pausas suspensivas y lleva la mano hacia el costado. Cuando mira en panorama sus ojos se iluminan con inocencia casi infantil, como si viera por primera vez los jardines del crepúsculo:

- Fue tan poco lo que pude vivir entre ustedes... Y es un lugar tan pequeño... Tengo que volver... ¡Claro que debo volver! Pero siéntese usted, por favor... ¡Judas, Judas, ves, tenemos una visita! Le presento a usted a Judas, señor Hud...

- Mucho gusto...

- ¿Quiere usted tomar algo?

- Gracias. Me sentí un poco mal en el cine. Tuve que salirme sin ver el final...

- ¡Qué bueno que no vio usted la película! Está incompleta En realidad no puede decirse que se trata de una película, aunque a mí me parece la mejor de todas... Estuvo a punto de costarme la vida. Pero falta la última parte y voy a terminarla. Los médicos me dieron de alta. Sólo espero la voluntad de mi padre... Estoy completamente restablecido de las manos y los pies, pero todavía me duele aquí en el costado... La lanzada que me dio aquel pobre comparsa... ¿Cómo se llama? Pero no fue culpa suya... siempre se me olvida su nombre...


Juan José Arreola (México, 1918-2001)


La ilustración corresponde a la película Rey de reyes (King of Kings, 1927), de Cecil B. De Mille.

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