Regresa la primavera a Vancouver.

domingo, 24 de septiembre de 2023

Tequila: FLOR DE JUEGOS ANTIGUOS, de Agustín Yáñez

"Éntrenle al buen tequila de mi tierra, que es el lindo Amatitán."

Juegos en la canícula

(Fragmentos)

Unos arrieros, borrachos, echan gritos de gusto, gritan junto a ellos El Águila y El Tejón. Un arriero viejo, barbón, con barba blanca y ojos legañosos, calzonudo y con huaraches retejidos, echa el brazo en el hombro del Tejón:

- Muchachitos lindos, me lleva el maiz. Éntrenle al buen tequila de mi tierra, que es el lindo Amatitán. Así me gustan los güenmozos que no se pandean en lo tupido del tencuarnís. Ora, mariacheros, hijos de su mamacita linda, échenles a estos niños el guas de la Alejandra, doña Alejandra chula, pa' acordarme de mi vieja que se quedó en el pueblo y griten que Amatitán es lindo, tapatíos catrines.

(...)

Échenme La Pajarera, musiquitos de Zihuatlán, y que viva su tierra; échenme La Pajarera que me hace llorar por el recuerdo de una ingrata juilona...: "cuando a México llegues, Rosita..." Eso es lindo, nomás, y el tequila, y mi mula compañera que tiene bordado en la retranca el nombre de la juilona, vieja ingrata; ay va por los caminos sonando la campana, como quien dice: ay va Francisco Núñez, el de la mejor recua de Amatitán, y que venga otra que se le pare por delante en todo Jalisco.

Juegos de agua

(Fragmento)

Camina y camina, cuando el sol se santigua disponiéndose a vagar mundos o a dormir sueños negros (quién sabe qué haga el sol cuando se nos desaparece), llegamos a la hacienda de San José del Castillo. (Todavía no éramos amigos, Alfonso Gutiérrez Plermosillo, mayorazgo de esta hacienda, poeta de ojos verdes cuando estudias códigos, claros en las noches de sábado y en los días de vigilia, porque eras un niño rico que apenas se te miraba, de lejos, en la Congregación, los domingos y fiestas de guardar). Nuestra voracidad, cinco horas reprimida y hostigada, consiguió en un jacal dos platos -burdos- de frijoles cocidos y una jícara -resobada- con doce tortillas. Me tocó un traguito de caldo, cinco frijole y un cuarto -menguante- de tortilla. Eran días de revolución y no había qué comer. Ponce, Hernández... ¿quiénes más entraron a la taberna a echarse un cuernito de tequila? (- Soplones, les cae de a madre si le dicen al Padre.)

Agustín Yáñez (México, 1904-1980).

La ilustración correponde a una antigua taberna tequilera considerada la más antigua, en Amatitán, Jalisco.

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