– La gente del pueblo cree que el islote del faro
está embrujado o algo así. Se dice que una mujer se ahogó allí hace mucho
tiempo. Hay quien ve luces.
En fin, cada pueblo tiene sus habladurías, y éste no
iba a ser menos.
– ¿Luces?
– Las luces de septiembre -dijo Ismael mientras
rebasaban el islote a estribor. La leyenda, si la quieres llamar así, dice que
una noche, a finales de verano, durante el baile de máscaras del pueblo, las
gentes vieron cómo una mujer enmascarada tomaba un velero en el puerto y se
hacía a la mar. Unos opinan que acudía a una cita secreta con su amante en el
islote del faro; otros, que huía de un crimen inconfe- sable… Ya ves, todas las
explicaciones son válidas porque, de hecho, nadie supo realmente quién era. Su
rostro estaba cubierto por una máscara. Sin embargo, mientras cruzaba la bahía,
una terrible tormenta que se desató de improviso arrastró su bote contra las
rocas y lo destrozó. La mujer misteriosa y sin rostro se ahogó, o al menos
nunca se encontró su cuerpo. Días más tarde, la marea devolvió su máscara,
destrozada por las rocas. Desde entonces, la gente dice que, durante los
últimos días del verano, al anochecer, pueden verse luces en la isla…
-El espíritu de aquella mujer…
– Ajá…, tratando de completar su viaje inacabado
a la isla… Eso se dice.
-¿Y es cierto?
– Es una historia de fantasmas. O la crees o no.
Carlos Ruiz Zafón
(Español fallecido en Estados Unidos, 1964-2020).
Luces de septiembre (1995) es el tercer y último título de la denominada Trilogía de la niebla, que da principio con El príncipe de la niebla (1993) y prosigue El palacio de la medianoche (1994).
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