Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

miércoles, 15 de junio de 2011

Los monstruos de junio



En mayo de 1816, los poetas Lord Byron y Percy Shelley se encontraron en Suiza, a orillas del Lago Ginebra, para pasar allí la temporada veraniega. El primero iba acompañado por un joven médico con aspiraciones literarias, John Polidori, en tanto que Shelley llegó con su entonces amante, Mary Wollstonecraft Godwin, quien tenía dieciocho años de edad y más tarde sería su esposa; y de su hermanastra Claire Clairmont. Tanto Lord Byron como Shelley iban precedidos por su mala fama. Aquél estaba nimbado por el escándalo, ya que su condición de mujeriego lo había llevado a sostener romances hasta con su media hermana, en tanto que Shelley había expresado públicamente su postura de ateo y partidario del amor libre, todas estas audacias a principios del siglo XIX.

Fue una noche de junio, en la Villa Diodati rentada por Byron, al calor de las copas, de sus vocaciones literarias pero, sobre todo, de la lectura de algunos pasajes de Phantasmagoriana, cuando se gestó el origen de Frankenstein, la hoy famosa novela de horror gótico. Según la propia Mary Shelley en el prólogo de su obra -se dice que esa breve introducción, de apenas página y media, se debe en realidad a su marido, lo que finalmente carece de importancia puesto que fue escrita en primera persona-: "Pasé el verano de 1816 en los alrededores de Ginebra. La temporada era fría y lluviosa, y por las noches nos agrupábamos en torno a la chimenea. Ocasionalmente nos divertíamos con historias alemanas de fantasmas, que casualmente caían en nuestras manos. Aquellas narraciones despertaron en nosotros un deseo juguetón de emularlas. Otros dos amigos (cualquier relato de la pluma de uno de ellos resultaría bastante más grato para el lector que nada de lo que yo jamás pudiera aspirar a crear) y yo nos comprometimos a escribir un cuento cada uno, basado en algún acontecimiento sobrenatural. Sin embargo, el tiempo de repente mejoró, y mis dos amigos partieron de viaje hacia los Alpes donde olvidaron, en aquellos magníficos parajes, cualquier recuerdo de sus espectrales visiones. El relato que sigue es el único que se terminó."

La aseveración conclusiva era cierta en el momento en que Frankenstein apareció por primera vez, en 1818, ya que John Polidori publicó El Vampiro: un cuento, en la edición correspondiente a abril de 1819 de New Monthly magazine. Resulta curioso constatar que una especie de maldición trágica persiguió a quienes se reunieron aquel verano. Polidori se sucidaría en 1821, a la edad de 25. Al año siguiente, Percy Shelley murió ahogado en Italia. Byron murió en Grecia, en 1824, a los 36 años. La hija que tuvo con Claire, fruto de esas noches en la Villa Diodati, murió a los cinco años de edad. Y de los cuatro hijos que tuvieron los Shelley, sólo uno pudo sobrevivir.

Se filmaron tres películas sobre ese verano. La primera, Gothic, dirigida por Ken Russell en 1986, con Gabriel Byrne como Byron, Julian Sands en el papel de Shelley, y la entonces debutante Natasha Richardson era Mary Shelley. Más tarde, en 1988, la producción española Remando al viento, con un muy joven Hugh Grant como Lord Byron -durante el rodaje conoció a Elizabeth Hurley, quien interpretaba el personaje de Claire-. Y ahora que la menciono, esta película tuve la oportunidad de incluirla en una Muestra Internacional de Cine, cuando me encontraba al frente de la Cineteca Nacional de México, y recuerdo que la crítica fue particularmente agresiva con ella. Por último, también de 1988 es Haunted Summer, que en muchos países no tuvo estreno comercial en las salas de cine y apareció directamente en el mercado de video, como fue el caso de México. Un detalle ocioso es que Alex Winter hace el papel de Polidori, el mismo actor que después ganaría popularidad al lado de Keanu Reeves, como la pareja protagonista del serial inciado con La magnífica aventura de Bill y Ted.

Resulta evidente que el relato de Polidori, hoy casi olvidado, fue el pionero en cuanto al tema del vampirismo y tuvo un efecto innegable en Carmilla, de Sheridan La Fanu, publicada en 1872. A partir de su primera edición en 1897, sería Dracula, del irlandés Bram Stoker, la novela que se erigió como arquetipo, creando la mitología vampírica de la que derivó el fecundo subgénero cinematográfico.

El cautiverio de Jonathan Harker en el legendario castillo del conde Dracula, en Transilvania, según los apuntes de su diario, tuvo lugar entre mayo y junio. Esta es la página correspondiente al 19 de mayo:

Es seguro que estoy en las redes. Anoche el conde me pidió, en el más suave de los tonos, que escribiera tres cartas: una diciendo que mi trabajo aquí ya casi había terminado, y que saldría para casa dentro de unos días; otra diciendo que salía a la mañana siguiente de que escribía la carta, y una tercera afirmando que había dejado el castillo y llegado a Bistritz.

Tras explicar las razones que le impiden negarse a cumplir con sus indicaciones, ya que oponerse sólo serviría para crear más sospechas, le pregunta qué fecha debería poner en dichas cartas.

Él calculó un minuto. Luego, dijo:

- La primera debe ser del 12 de junio, la segunda del 19 de junio y la tercera del 29 de junio.

Ahora sé hasta cuando viviré. ¡Dios me ampare!

Y es que con base en ello, Harker supone que el conde Dracula lo mantendrá con vida hasta el 29 de junio.


Jules Etienne

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