Debido a su condición de puerto petrolero, Tampico fue el escenario de sucesos reales de espionaje en las dos guerras del siglo veinte, puesto que para las naciones involucradas en ambos conflictos el suministro de combustible resultaba vital. Eso provocó que se tejieran numerosas leyendas al respecto, la mayoría de ellas apócrifas, aunque paralelos prevalecieron los hechos rescatados por la historia. De tal manera que para los autores de novela popular del género detectivesco y de espionaje en nuestro idioma, Tampico resultaba un pretexto ideal para ese tipo de relatos.
Ya en fecha reciente, el pasado 3 de agosto, aquí en Mitos y reincidencias tuvimos un adelanto con Sirenas tropicales, publicada en versión posterior como Arde petróleo, de Peter Debry (seudónimo de Pedro Víctor Debrigode, originario de Barcelona, 1914-1982). Y en esa misma colección, Servicio Secreto de editorial Bruguera, se publicaron, con el número 303, Tumbas en Tampico, de Mark Halloran (uno de tantos seudónimos utilizados por su autor, el catalán Jordi Gubern, 1924-1996), y más tarde Nuestro hombre en Tampico, con el número 1645 en dicha colección, firmada por Adam Surray (seudónimo
de José López García, La Coruña, 1943). La propia editorial Bruguera lanzó otra serie llamada La Huella, en la que apareció, en 1976, un bolsilibro con el título de Agente Tampico, autoría de Lou Carrigan (cuyo verdadero nombre era Antonio Vera Ramírez, otro catalán de obra prolífica, nacido en 1934, quien sumó más de un millar de novelas cortas).
Una larga lista de títulos formaron esa colección denominada Servicio Secreto, que se inició en 1950 con La brigada de los suicidas, de Peter Debry -y que era un antecedente de Sirenas tropicales, con el número 4, en la que el mismo personaje se traslada a Tampico-, hasta Diana con silueta de un hombre, de Joseph Berna, que puso fin a la colección con el número 1796, en mayo de 1985, es decir, luego de 35 años.
La luna es más luna en Tampico (historieta gráfica, primera página)
A manera de posdata
Aunque se trata de un relato de horror escrito originalmente en inglés, y por lo tanto este no sería su espacio adecuado, no encuentro otra opción que incluirlo, puesto que no se merece un texto por sí solo. El problema con esta narración titulada Pobrecito Tampico o Pobre Tampiquito (Poor Little Tampico), de Hannes Bok (1914-1964), publicada en el número correspondiente a julio de 1942 de la revista Weird Tales, es que la referencia a Tampico no corresponde a la ciudad, sino que es el nombre propio del niño protago- nista de la historia en cuestión. Su lectura en inglés es posible con este vínculo en Internet Archive.
Jules Etienne
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