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viernes, 10 de marzo de 2023

Conejos: ENOCH ARDEN y un poema, de Alfred Tennyson

"... le enviaba harina de su elevado molino, que silbaba en lo más alto del pueblo."

(
Fragmento)

Felipe puso al muchacho y a la niña en la escuela, les compró los libros necesarios, y miró por ellos con tanta solicitud como si hubieran sido hijos suyos. Pero temeroso, por causa de Anita, de la ociosa charla de las comadres del puerto, frecuentemente negaba a su corazón su más querido deseo, y sólo raras veces cruzaba el umbral de la tiendita; sin embargo, le enviaba con los niños regalos consistentes en hortalizas y frutas, las más tempranas y más tardías rosas de su jardín, conejos de la llanura, y de vez en cuando, con el pretexto de la excelencia del trigo (para de esta manera evitar de su acción cualquier apariencia de una obra de caridad), le enviaba harina de su elevado molino, que silbaba en lo más alto del pueblo.

"El conejo acaricia su propia cara inofensiva (The rabbit fondles his own harmless face)..."

El campo de Aylmer
(Aylmer's Field, octeto final)

Entonces el gran Salón fue derribado por completo,
Y el amplio bosque parcelado en granjas;
Y allí donde los dos planeaban el bien de su hija,
Aguarda la bandada de halcones, el topo ha hecho su carrera,
El erizo perfora bajo el platanar,
El conejo acaricia su propia cara inofensiva,
El lento gusano se arrastra, y allá la esbelta comadreja
Sigue al ratón, y todo es campo abierto.

Alfred, Lord Tennyson (Inglaterra, 1809-1892).

(Enoch Arden, traducido del imglés por Vicente Arana; El campo de Aylmer por Jules Etienne).

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