Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

miércoles, 6 de julio de 2022

Julio: DESCUBIERTA, de Guy de Maupassant


(Fragmento inicial)

El barco estaba lleno de gente. Se pronosticaba un feliz viaje; los havreses iban a dar un paseo a Trouvllle.

Soltaron las amarras; un silbido anunció la partida; un estremecimiento sacudió el barco, mientras se oía en torno un rumor de agua removida.

Giraron las ruedas, se detuvieron y giraron de nuevo suavemente. Cuando el capitán dijo en el portavoz que le servia para dar sus órdenes a los maquinistas: "¡En marcha!", las ruedas comenzaron a girar con rapidez.

Nos apartábamos del muelle.

Los viajeros agitaban sus pañuelos, como si se despidiesen para América, y los amigos que se quedaban en tierra hacían otro tanto.

El sol de julio cala sobre las sombrillas, sobre los trajes claros, sobre los ros- tros alegres, sobre las aguas del Océano en calma. Cuando hubo salido del puerto el vaporcito, trazó una curva rápida para dirigir su proa puntiaguda hacia la costa lejana entrevista vagamente a través de la bruma matinal.

A nuestra izquierda se abría la embocadura del Sena, de veinte kilómetros de ancho. De trecho en trecho, grandes boyas indicaban los bancos arenosos y se distinguían a lo lejos las aguas dulces y cenagosas del río, que, sin mezclarse con el agua salada, señalaban grandes franjas amarillentas en la superficie verde y pura del mar.

Guy de Maupassant (Francia, 1850-1893).

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