Regresa la primavera a Vancouver.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Otoño: A UN DIOS DESCONOCIDO, de John Steinbeck

"Los mirlos de alas rojas formaban en escuadrones y hacían maniobras en los campos."

(Párrafo inicial del capítulo 8)

Joseph dejó pasar dos semanas antes de visitar de nuevo a Elizabeth. Se acercaba el otoño brumoso, tiñendo de gris el cielo con nieblas altas. Cada día, enormes nubes de algodón procedentes del océano surcaban como buques exploradores el cielo. Se sentaban un rato en las cumbres y después volvían al mar. Los mirlos de alas rojas formaban en escuadrones y hacían maniobras en los campos. Las palomas, a las que no se veía ni en la primavera ni en el verano, salían de su escondite, y se agrupaban en las vallas o en los árboles muertos. El sol, al salir y al ponerse, aparecía rojo tras el velo del aire otoñal.



John Steinbeck (Estados Unidos, 1902-1968). Obtuvo el premio Nobel en 1962.

(Traducido al español por Montserrat Gutiérrez Carreras).

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