"¿Y aquellos hombres sabios, familiarizados con los astros, venidos de allende el Mar Muerto para adorara al Niño?"
(Fragmento del primer capítulo: La noche de Nazaret)
¿Subsiste todavía un testigo entre aquellos que asistieron
antaño a la manifestación de Dios, desde el comienzo, en aquella noche bendita?
¿Dónde estaban los pastores? ¿Y aquellos hombres sabios, familiarizados con los
astros, venidos de allende el mar Muerto para adorar al Niño? Todavía la
historia del mundo parecía someterse entonces a los designios del Eterno. Si
César Augusto ordenó el censo del Imperio y de las tierras vasallas como era
Palestina en los días de Herodes, fue para que una pareja siguiera el camino que
conduce de Nazaret a Jerusalén y a Belén, y porque Miqueas había profetizado:
«Mas de ti, Belén de Efrata, pequeña en cuanto a tu rango entre los clanes de
Judá, de ti nacerá el soberano de Israel...»
François Mauriac (Francia, 1885-1970).
Obtuvo el premio Nobel en 1952.
(Traducido al español por F. Oliver Brachfeld).
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