"... aguza las orejas como una liebre, no se fía de nadie, y a la menor insinuación pone mil dificultades."
(Fragmento del acto tercero, escena II)
Micer Nicias y Ligurio.
Micer Nicias: Te extrañas quizás,
Ligurio, que haya que hacer tantas historias para persuadir a mi mujer, pero si
lo supieras todo, no te extrañarías.
Ligurio: Imagino que será porque todas las mujeres son
desconfiadas.
Micer Nicias: No es eso. Ella era la más dulce y tratable de todas
las criaturas de este mundo, pero habiéndole dicho una vecina que si hacía voto
de oír cuarenta mañanas la misa de los Siervos quedaría encinta, lo hizo y fue
allí unas veinte mañanas. Pero uno de aquellos frailucos empezó a acosarla, de
tal manera que ya no quiso volver. Es lamentable, creo, que aquellos que
deberían darnos buen ejemplo se comporten así, ¿no os parece?
Ligurio: Diablos, y tanto que es lamentable.
Micer Nicias: Desde entonces aguza las orejas como una liebre, no se
fía de nadie, y a la menor insinuación pone mil dificultades.
Ligurio: No me extraña, pero,
¿y el voto? ¿Cómo lo cumplió?
Micer Nicias: Se hizo dispensar.
Ligurio: Está bien. Pero
dadme, si los tenéis, veinticinco ducados que en esos casos conviene gastar,
para hacerse amigo del fraile y darle esperanzas de mayor recom- pensa.
Niccolò Machiavelli (Italia, 1469-1527).
La ilustración corresponde a una puesta en escena de
la obra producida por la Fundación Teatro de la Toscana, de 2016, con actores
de la Compañía de las sillas (Compagnia delle Seggiole), dirigida por
Claudio Spaggiari.
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