"Había sobre mesa algunas fuentes conteniendo lo que parecía ser conejo ordinario, plato muy exquisito..."
(Fragmento)
Pero un escrutinio más cuidadoso me aseguró que se
trataba tan sólo de un ternerillo asado entero, apoyado en las rodillas y sosteniendo
una manzana en la boca, como se acostumbra en Inglaterra para servir una liebre.
- Muchas gracias -repuse-. Para decir verdad, no me
gusta mucho la ternera à la... ¿cómo era?, pues siento que no me cae
bien. Prefiero cambiar de plato y probar un bocado de conejo.
Había sobre la mesa algunas fuentes conteniendo lo que
parecía ser conejo ordinario, plato muy exquisito y digno de ser recomendado.
- ¡Pierre! -gritó el huésped-. Cambie el plato del
señor y sírvale un trozo de conejo au-chat.
- ¿Al qué? -dije yo.
- Au-chat.
- Pues bien, muchas gracias, pero... pensándolo mejor,
prefiero servirme un poco de jamón.
«Verdaderamente uno nunca sabe lo que come en las
mesas de estos provincianos -me dije-. No quiero saber nada de su conejo al
gato, ni tampoco de su gato al conejo, si es que lo sirven...»
Edgar Allan Poe (Estados Unidos, 1809-1849).
(Traducido al español por Julio Cortázar).
La ilustración corresponde a un fotograma de la película El manicomio de Eliza (Stonehearst Asylum, 2014).
El texto íntegro puede leerse en Literatura.us.
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