(Fragmento)
Has interpretado mal lo que he dicho -repuso mi padre-. Bueno, en realidad ha ocurrido algo que me ha quitado las ganas de tomar nada. Mira, Molly, no voy a andarme
con misterios contigo, pues a lo mejor me queda ya poco tiempo de estar aquí. Así que te
diré lo que ha pasado. He visto al gato blanco.
- ¡Que el Señor se apiade de nosotros! -exclamó mi
madre, de repente tan pálida y descompuesta como mi padre; y luego, tratando de
reponerse, agregó con una risita-: Seguro que es una broma que me estás
gastando. Me han dicho que el domingo pasado cayó en una trampa un conejo
blanco en el bosque de Grady; y que Teigue vio ayer una gran rata blanca en el
granero.
- No ha sido ninguna rata ni ningún conejo. No irás a
decirme que confundo una rata y un conejo con un gran gato blanco con unos
ojos verdes más grandes que platos y el lomo arqueado como un puente, que se me
acerca dispuesto, si me quedo quieto, a restregarse el lomo contra mis
espinillas, y a lo mejor a saltarme al cuello y pegarme un mordisco... Bueno,
si es que a eso se le puede llamar un gato y no otra cosa peor...
Joseph Thomas Sheridan Le Fanu (Irlanda, 1814-1873).
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