Vancouver: atardecer en la bahía al final de la primavera. (Fotografía de Jules Etienne).

sábado, 25 de mayo de 2024

Mirándolas dormir: EL BUITRE ES PACIENTE, de James Hadley Chase

"... el creciente rumor de la lluvia ahogó todos los demás sonidos..."

(
Párrafos iniciales del primer capítulo)

Su naturaleza instintiva para advertir el peligro hizo que Fennel despertara al instante. Levantó la cabeza de la almohada y escuchó. Una negra oscuridad lo rodeaba: la oscuridad de los ciegos. Mientras escuchaba, pudo oír el suave golpeteo del agua contra el costado de la barcaza amarrada. Podía escuchar la respiración ligera de Mimí. También oyó un leve crujido rítmico cuando la embarcación se agitó con el oleaje del río. Y también escuchó la lluvia ligera al caer sobre la cubierta superior. Todos esos sonidos eran tranquilizadores. Entonces, se preguntó, ¿por qué había despertado tan abruptamente?

Durante el último mes, había vivido bajo la constante amenaza de muerte, y sus instintos se habían agudizado. El peligro estaba cerca: lo sentía. Se imaginaba que hasta podía olerlo

Silenciosamente, se estiró y tanteó debajo de la cama hasta que sus dedos apresaron una macana de policía. Atado al extremo de ésta tenía un corto trozo de cadena de bicicleta. Esta convertía la macana en un arma dañina y mortal.

Con suavidad, para no despertar a la mujer que dormía a su lado, Fennel levantó la sábana y la frazada y se deslizó fuera de la cama.

Siempre era meticulosamente cuidadoso para colocar su ropa sobre una silla junto a la cama: sin que importara dónde estaba. Encontrar su ropa para vestirse con premura en la oscuridad era de vital importancia cuando se vivía bajo una perma- nente amenaza de muerte.

Se deslizó dentro de los pantalones y se calzó unos zapatos de goma. La mujer en la cama gimió suavemente y se dio la vuelta. Sosteniendo el mayal en su mano derecha, se dirigió silenciosamente hacia la puerta. Había aprendido la geografía de la barcaza y la sólida oscuridad no le molestaba. Encontró el cerrojo bien engrasado y lo retiró, luego sus dedos apretaron la manija de la puerta y la giraron. Sigilosamente, abrió la puerta unos cuantos centímetros. Se asomó a la lluvia y a la oscuridad. El ruido del agua golpeaba el costado de la embarcación, el creciente rumor de la lluvia ahogó todos los demás sonidos, pero eso no engañó a Fennel. Había peligro en la oscuridad. Podía sentir como se le erizaban los pelos de la nuca.

James Hadley Chase
(Inglés fallecido en Suiza, 1906-1985).

(Traducido del inglés por Jules Etienne).

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