Vancouver: atardecer en la bahía al final de la primavera. (Fotografía de Jules Etienne).

jueves, 23 de mayo de 2024

Mirándolas dormir: UNA MUJER ENDEMONIADA, de Jim Thompson

"Se quedó dormida en mi regazo. Yo me amodorré. Cuando llegó la mañana todavía seguíamos en el sofá."

(
Fragmento del capítulo 21)

Todos muertos. Y todo para nada.

Todo por una chica que había nacido corrompida, y se corrompió todavía más en el transcurso de su jodida vida.

... Me reuní con ella e hice que entrara en casa. Le conté lo de Staples y que me había quedado sin dinero. Se lo solté de sopetón, esperando que ella se pusiese a montar un follón de mil demonios. Pero no dijo ni pío. Parecía lamentar lo que me pasaba, pero hacía como si aquello no fuera con ella. Mientras pudiera estar conmigo lo demás no importaba.

Empecé a pensar que a lo mejor me había equivocado con ella. Sentía que era la buena chica que creí que era al principio. En cualquier caso se trataba de lo único que me quedaba. La persona por la que lo había hecho todo. Y necesitaba a alguien al lado. Casi siempre he tenido a alguien al lado.

Salí y traje más whisky; tuve que gastar hasta la última moneda. Volví y bebimos y charlamos. Y durante un rato ella también bebió y habló. Pero al poco tiempo ya no hablábamos y solo bebía yo.

Se quedó dormida en mi regazo. Yo me amodorré. Cuando llegó la mañana todavía seguíamos en el sofá.

Jim Thompson (Estados Unidos, 1906-1977).

(Traducido al español por Martín Lendinez).

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