"... a toda prisa para avisar a la gente de la terrible peste que se les venía encima."
(Fragmento)
Decidieron partir a la ciudad cuanto antes para
advertir a esa pobre gente; y sin mayor retraso, el anciano y la pequeña se
apresuraron rumbo a la ciudad.
Cuando salieron de la casita, Zaya vio el
Gigante delante de ellos, moviéndose hacia la ciudad. Se apresuraron, y después
de atravesar la fría niebla, Zaya miró atrás y vio el Gigante detrás de ellos.
Pronto
llegaron a la ciudad.
Era algo extraño ver al anciano y a la pequeña niña a toda prisa para avisar a la gente de la terrible peste que se les venía encima. La larga barba y el pelo blanco del anciano y los rizos
dorados de la niña volaban tras ellos, por lo rápido que caminaban. Ambas
caras estaban tan blancas como la muerte. Detrás de ellos, visto únicamente por
los ojos de la pequeña del corazón puro cada vez que giraba su cabeza hacia atrás, avanzaba
con paso lento el Gigante espectral de quien colgaba su oscura sombra en el aire
de la noche.
Bram Stoker (Irlandés fallecido en Inglaterra, 1847-1912).
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