(Fragmento)
Esta noche había vivido como jamás había vivido. Se
había enfrentado con la muerte y se había arrojado noblemente a las fauces del peligro
por sus semejantes. Había sido el centro de un círculo luminoso; incluso se
había casado. No quería perder un solo instante de estas horas intensas. Pero
durante los diez últimos minutos se adormilaba una y otra vez, a pesar de sus
esfuerzos por mantenerse despierta, y su joven cabeza daba sacudidas adelante y
atrás.
Finalmente consintió acostarse a descansar un poco, y
su marido le arregló un lecho en el heno, se quitó la chaqueta y se la echó a
ella por encima. Cogida a la mano de él, se quedó dormida, y pareció, en el
suelo oscuro, una bellísima imagen en mármol del ángel de la muerte. El perro,
que había estado a su lado durante la última hora, la siguió inmediatamente y
se aovilló, pegado a ella, con la cabeza en sus rodillas. Su joven marido
estuvo observando su sueño unos momentos; pero incapaz de mantenerse despierto más
tiempo, se echó, un poco apartado de ella, aunque lo bastante cerca para seguir
con su mano cogida. Durante un rato no durmió, sino que unas veces miraba a su
esposa y otras a las figuras erguidas de la señorita Malin y el cardenal.
Cuando finalmente se durmió, hizo en sueños un movimiento brusco, hacia
adelante, de manera que su cabeza casi rozó la de la muchacha, y se entremezclaron
sus cabellos sobre la almohada de heno. Un instante después se sumió en el
mismo sueño que ella.
Isak Dinesen: Karen Blixen (Dinamarca, 1885-1962).
(Traducido al español por Francisco Torres Oliver y Alejandro
Villafranca del Castillo).
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