Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

lunes, 26 de febrero de 2024

Mirándolas dormir: SU EXCELENCIA, de W. Somerset Maugham

"Por la mañana ella dormía tan profundamente que él no tuvo el valor de despertarla para decirle adiós."

(
Fragmento)

Sólo fueron tres meses. ¡Oh, qué corto parecía el tiempo y qué rápido pasaban las semanas! A veces tenía sueños locos de abandonarlo todo y unirse a los acróbatas. Habían llegado a tener una gran afición por Él y le dijeron que podía entrenarse fácilmente para tomar parte en el turno. Sabía que lo decían más en broma que en serio, pero la idea le hacía cosquillas vagamente. Pero estos eran sólo sueños y sabía que nada saldría de ellos... Nunca se molestó realmente con la idea de que cuando terminaran los tres meses no volvería a su propia vida con sus obligaciones. Con su mente, esa mente fría y lógica suya, sabía que sería absurdo sacrificarlo todo. Para una mujer como Alix; era ambicioso, quería poder; y además, no podía romper el corazón de esa pobre niña que lo amaba y confiaba en él. Ella le escribía una vez a la semana. Anhelaba volver, el tiempo A ella le parecía interminable y él tenía un deseo secreto de que algo sucediera para retrasar su llegada. ¡Si pudiera tener un poco más de tiempo! Quizás si hubiera tenido seis meses habría superado su enamoramiento. A veces ya odiaba a Alix.

Llegó el último día. Parecían tener poco que decirse el uno al otro. Ambos estaban tristes; pero él sabía que Alix sólo lamentaba haber roto un hábito agradable; en veinticuatro horas estaría tan alegre y llena de ánimo igual que con su compañero perdido, como si nunca se hubiera cruzado en su camino, sólo podía pensar que al día siguiente iba a París para encontrarse con su prometida y su familia. Pasaron su última noche abrazados llorando. Entonces, tal vez se hubiera quedado si ella se lo hubiera pedido; pero no lo hizo, a ella jamás se le ocurrió, aceptó su partida como algo decidido, y lloró no porque lo amaba, lloró porque él era infeliz.

Por la mañana ella dormía tan profundamente que él no tuvo el valor de despertarla para decirle adiós. Salió muy silenciosamente, con su valija en la mano, y tomó el tren a París.

William Somerset Maugham
(Inglés nacido y fallecido en Francia, 1874-1965).

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