"... capricho de tu beso; el tesoro de tu boca."
I
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Te espero ansiando el virginal capricho
de tu beso; el tesoro de tu boca.
Hay algo en ti que la inquietud provoca:
Filtro de amor. Secreto que no has dicho.
Íntima angustia pone en entredicho
tu mirada serena. -¿A quién invoca
tu alma en silencio y muda como roca?
¡Mi virgencita de escondido nicho!
Se alza en mi pecho el Sinaí de un culto
más hondo, más callado y más sepulto
que en las entrañas de la catacumba.
Por ti, por tus dolores sin remedio,
que no dejaron florecer el tedio
en tu jardín cerrado como tumba.
Mariano Brull (Cuba, 1891-1956).
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