"Se trata en este caso de la mantis religiosa, que devora siempre a su esposo."
(Fragmento del diálogo segundo)
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iExtraña suposición!
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Bastaría quizás para corroborarla con comprobar que, en las especies de coito
acrobático o peligroso, el elemento macho está en menor proporción. Ahora bien;
ciertas palabras de Fabre me sobresaltan: «En la segunda quincena del mes de
agosto es cuando empiezo a encontrarme al insecto adulto... Las hembras de
vientre voluminoso son cada día más frecuentes. Sus endebles compañeros son,
en cambio, bastante raros y me cuesta algunas veces bastante trabajo completar
mis parejas.» Se
trata en este caso de la mantis religiosa, que devora siempre a su
esposo.
Esta
escasez del elemento macho deja de parecer paradójica cuando la precisión del
instinto la compensa. Puesto que el amante debe ser sacrificado por la hembra,
importa mucho que el deseo que Ie precipita al coito sea imperioso y preciso; y
en cuanto el deseo se precisa, el exceso de machos resulta inútil. Por
el contrario, importa mucho que el número de machos aumente no bien el instinto
disminuye; y el instinto disminuye en cuanto el peligro no acompaña a la
voluptuosidad o, por lo menos en cuanto la voluptuosidad resulta fácil.
André Gide (Francia, 1869-1951).
Obtuvo el premio Nobel en 1947.
(Traducido al español por Julio Gómez de la Serna).
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