Fuente de Bandusia,
más límpida que el vidrio,
que mereces vino dulce y flores,
recibirás mañana la ofrenda de un cabrito
cuya frente abultada
–ya le apuntan los cuernos–
promete amor y riñas: mas en vano,
porque el retoño de la grey lasciva
ha de teñir con su sangre escarlata
tus frías aguas.
La estación implacable de Canícula ardiente
no te atañe: tú ofreces
frescor amable a los toros que el arado
fatigó, y al errante ganado.
Y has de ser una de las fuentes ilustres,
porque yo
canto a la encina plantada en las rocas huecas
de donde surgen tus aguas cantarinas.
más límpida que el vidrio,
que mereces vino dulce y flores,
recibirás mañana la ofrenda de un cabrito
cuya frente abultada
–ya le apuntan los cuernos–
promete amor y riñas: mas en vano,
porque el retoño de la grey lasciva
ha de teñir con su sangre escarlata
tus frías aguas.
La estación implacable de Canícula ardiente
no te atañe: tú ofreces
frescor amable a los toros que el arado
fatigó, y al errante ganado.
Y has de ser una de las fuentes ilustres,
porque yo
canto a la encina plantada en las rocas huecas
de donde surgen tus aguas cantarinas.
Quinto Horacio Flaco: Quintus Horatius Flaccus (Pieta latino, 65 a. de C.-8 a. de C.)
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