Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

domingo, 21 de enero de 2024

Mirándolas dormir: LA SIESTA, de José Joaquín Pesado

"Quizá descuidada duerme, llena de ilusiones dulces en sus floridos vergeles."

(
Fragmento)

La primavera galana
Vida y esperanzas vierte:
Todos los seres se gozan;
Menos yo de Elisa ausente
.
Del tormento que me causa,
Quizá descuidada duerme,
Llena de ilusiones dulces
En sus floridos vergeles

Gozando la grata sombra
Que sobre la yerba ofrecen
Los frondosos naranjales
Y los erguidos cipreses.

Donde yedras y jazmines
Formando frescos doseles
Entre perfumes y flores
Del sol la guardan corteses.

Donde corriendo sonora
Por entre lirios la fuente,
Copia su beldad dormida
Que muda deidad parece.

¡Amor, que bella a mis ojos
Haces que su faz se muestre!
¡Cómo al mirar su hermosura
mi seno en fuego se enciende!

¿Do vas, atrevido amante?
Suspende al paso, detente,
No profanes atrevido
Ese misterioso albergue,

Si en él el amor se anida
Es el amor inocente;
El recato lo custodia,
Y la virtud lo defiende.

Mira dormidos sus ojos;
Mira por su linda frente
Vagar el dorado rizo,
Que el soplo del aura mueve.

Una posesión tan alta,
¿Quién es el que la merece?
Basta que tu amor conozca
Para que premiado quedes.

Basta que Elisa no ignore
Tus afectos reverentes,
Y que en su memoria ilustre
Alguna vez le recuerde.

José Joaquín Pesado (México, 1801-1861).

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